Un silencio estremecedor que hacía un corazón llorar de desesperación, mientras buscaba a su alrededor algo más que la Nada que le rodeaba. Una Nada incierta, que se presentaba como un futuro oscuro, como un mañana sin esperanza. Y lo que impedía a aquél corazón salir corriendo de aquella Nada, era el miedo. El miedo a que la Nada sólo albergara más Nada, más silencio. Y aquél silencio, lloraba.