En un pueblo perdido entre montañas, hay un imbécil corriendo entre soportales.
Le persigue el foco de un helicóptero desde el que, al menor movimiento, tiran de ametralladora.
¿Pero es qué no ve ese imbécil que saben dónde está por el reflejo de su bayoneta?
Encima se ha puesto a correr hacia la posición de su francotirador.
¡Qué tire al suelo su fusil de una puta vez!
Su propio francotirador le apunta, no quiere que le delate.
La vanguardia desaparecida. La retaguardia estallando de risa. Y el flanco derecho se ha liado a balazos con fantasmas.
El flanco izquierdo sigue en su sitio. Desconcertado.